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Mostrando entradas de mayo, 2013

Reflexiones personales sobre la predestinación. Una individualidad predeterminada, una sociedad predeterminada y un secreto. Verdades incompletas. (1)

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  Sobre una individualidad predeterminada. Sin duda parece claro que mi felicidad no depende tanto de lo que tengo o dejo de tener si no de lo que pienso, es decir, de las ideas que atraviesan mi mente, de si las fijo, las aparto o las desarrollo. Debo admitir que he avanzado en mi búsqueda, incluso tengo un pequeño control sobre los pensamientos que llegan hasta mi mente en el sentido en el que hablaba: de apartarlos, fijarlos  o desarrollarlos. Pero, si hasta el momento estaba convencido de que tanto mis capacidades como mis limitaciones iban en el lote con el que nacido –lo mismo que las circunstancias que me rodean-,  ahora empiezo a comprender que, lo que creo que son mis pensamientos,  mis creencias más íntimas, mis intereses, aquello en lo que deseo profundizar o desarrollar, tampoco son mérito mío, tampoco me pertenecen. Me he dado cuenta, a través de la observación, que mi deseo de saber sobre la conducta humana, mi deseo de ser escritor, la propensión a desarrollar