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Mostrando entradas de septiembre, 2012

El Ego y su naturaleza. En busca de la paz mental.

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Hace algún tiempo, cuando la filosofía de la New Age comenzó a expandirse y las espiritualidad oriental, de la que bebía, empezó a formar parte de nuestro sistema de creencias, apareció con fuerza el postulado de que el ego era la raíz de todos nuestros males y que si conseguíamos neutralizarlo alcanzaríamos un estado de paz que se identificó con el Nirvana, un lugar similar a nuestro Paraíso Terrenal, pero con olor a incienso. El problema de raíz es que confundimos el ego del que hablan los orientales con el concepto que nosotros tenemos de él. Para un occidental el ego es la exaltación del yo, identificada de forma directa con la vanidad y el exceso desmesurado de amor propio. El ego entendido de este modo,   no es más que una característica de la personalidad cuya destrucción se opone directamente al fomento y cultivo de una saludable autoestima. Además, si fuera así de simple, sin con la eliminación de la vanidad y el amor propio alcanzáramos ese beatífico nirvana,   todos aqu

La naturaleza del deseo y el sufrimiento que éste nos produce.

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Desear algo, ya sea un amor en concreto, un bien material, como pueda ser una casa o un coche determinado, un bien emocional, como un puesto que te proporcione prestigio   o tal vez poder, está en la naturaleza humana. Podemos decir, sin temor a equivocarnos,   que estamos programados para desear. Buda dijo que el motivo principal de nuestro sufrimiento es el deseo. Recuerdo un amigo que interpretaba ese deseo únicamente como el deseo sexual; pero Buda se estaba refiriendo a todo tipo de deseo incluido éste último. El deseo se define como un movimiento de tipo afectivo hacia algo. Gracias al deseo estamos realmente en movimiento, nos levantamos de la cama, trabajamos, desarrollamos nuestras capacidades y   nos esforzamos en el área de la vida donde se encuentra nuestro objeto del deseo con tal de conseguirlo o alcanzarlo. Si no deseáramos nada, si no existiera el deseo, tampoco existiría nuestra capacidad de inventiva, una motivación para hacer cosas novedosas o para plantearnos