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Mostrando entradas de 2013

Si quieres cambiar el mundo en el que vives, comienza por cambiarte a ti mismo (Mahatma Gandhi). Si quieres cambiarte a ti mismo, primero debes conocerte. (5)

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Los impulsos o tendencias primarias nos convierten en autómatas, pues dirigen nuestra vida, la totalidad de nuestro tiempo, aún siendo conscientes de su pulsión y sin que podamos hacer gran cosa para cambiarlo. Buscamos pertenecer a un grupo, ya sea familiar, de amigos, de compañeros de trabajo, de juegos, etc. Somos seres gregarios porque está implantado en nosotros el instinto de pertenencia y es tremendamente poderoso. No decidimos formar parte de un grupo, sino que hay un programa en nosotros que nos impulsa a ello, sin margen para la discusión. Del mismo modo estamos programados para formar parejas, para buscar relaciones románticas o simplemente sexuales. Hay algo dentro de nosotros que nos impulsa con la recompensa del placer, la tranquilidad  personal y la estabilidad emocional. Uno, salvo contadas excepciones, no decide buscar y crear una pareja. Algo dentro de nosotros nos impulsa a ello y si no lo conseguimos, nos castiga haciéndonos sentir mal. Nos sentimos mal cuando

La ausencia del Yo y del pensamiento. Sobre la posibilidad de que en realidad no pensemos. La mente como pantalla compartida por todos. (4)

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¿Y si no hubiera ningún Yo dentro de nosotros la mayor parte del tiempo; y si no hubiera " nadie"dentro de esa estructura que llamamos cuerpo-mente? Creo que durante la mayor parte de nuestra vida no hay ningún Yo, tal y como se entiende normalmente. El Yo debe nacer. No existe ningún yo porque en realidad durante la mayor parte de nuestra existencia  no pensamos; es después de algunos años, una vez concluida nuestra programación-educación, cuando aparece la capacidad para reflexionar; siendo esto es lo que se acercaría al verdadero acto de pensar. Pero vayamos por partes. Para poder comprender este punto de vista, debemos empezar por preguntarnos qué son los pensamientos y para saber lo que son, debemos observarlos. Desarrollar la capacidad de observación de nuestros propios pensamientos requiere cierto tipo de práctica; pero una vez alcanzada, la primera pregunta debería ser: a la vista de lo que observamos, ¿qué podemos decir sobre lo que es un pensamiento? Me p

Predeterminación. El dolor y el sufrimiento. La puerta de salida. (3)

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Podría decirse que vivimos en “piloto automático”; permitiendo a nuestro cuerpo-mente que actúe sin darle ninguna instrucción, buscando la recompensa inmediata o dejando  que nos arrastre la inercia del estado en el que nos encontramos. También puede decirse que las reacciones que experimentamos ante los acontecimientos que se producen en nuestra vida forman parte de los automatismos con los que está dotado nuestro  cuerpo-mente. Si tomamos conciencia de estas reacciones, una por una, nos daremos cuenta de que se forman dentro de nosotros de manera autónoma. No son “nuestras reacciones”, porque no decidimos que aparezcan, ya que aparecen por sí mismas como consecuencia de una ley de causa y efecto. El “piloto automático” está instalado en nosotros desde el  nacimiento. Gracias a él aprendemos todo lo que debemos saber para movernos en este mundo. Digamos que aquella parte de nosotros que acabará descubriendo ese piloto o bien se forma más tarde o bien se encuentra ya ahí; espera

La absoluta falta de libertad. Prisioneros de nuestras emociones. Profundizando en la predeterminación. (2)

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En el post anterior desarrollaba la idea de que la vida de cada individuo se construye a sí misma , se fabrica por sí sola. Desde lo más externo, como puedan ser los logros profesionales, económicos o afectivos, hasta lo que creemos más íntimo o personal como son los valores, las tendencias culturales, o incluso los sueños y   esperanzas.  No es difícil darse cuenta de que  las ideas que formaran parte de nuestro conjunto de creencias, e incluso de nuestra escala de valores, son adquiridas. La mayor parte de ellas en una etapa de nuestra existencia en la que carecemos absolutamente de capacidad tanto para la reflexión como para tener criterio.  Incluso eso que llamamos criterio estará filtrado por las ideas que iremos asumiendo como propias y que no serán más que una copia exacta de las que se habrán manejado en nuestro entorno familiar, educativo y cultural con las que habremos realizado una simbiosis, habremos hecho nuestras. Vamos a dar un paso más en cuanto a lo que sucede con

Reflexiones personales sobre la predestinación. Una individualidad predeterminada, una sociedad predeterminada y un secreto. Verdades incompletas. (1)

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  Sobre una individualidad predeterminada. Sin duda parece claro que mi felicidad no depende tanto de lo que tengo o dejo de tener si no de lo que pienso, es decir, de las ideas que atraviesan mi mente, de si las fijo, las aparto o las desarrollo. Debo admitir que he avanzado en mi búsqueda, incluso tengo un pequeño control sobre los pensamientos que llegan hasta mi mente en el sentido en el que hablaba: de apartarlos, fijarlos  o desarrollarlos. Pero, si hasta el momento estaba convencido de que tanto mis capacidades como mis limitaciones iban en el lote con el que nacido –lo mismo que las circunstancias que me rodean-,  ahora empiezo a comprender que, lo que creo que son mis pensamientos,  mis creencias más íntimas, mis intereses, aquello en lo que deseo profundizar o desarrollar, tampoco son mérito mío, tampoco me pertenecen. Me he dado cuenta, a través de la observación, que mi deseo de saber sobre la conducta humana, mi deseo de ser escritor, la propensión a desarrollar