Momento de oscuridad en mi camino espiritual y personal. (Batalla en el Camino Espiritual y Personal)

Ejemplo y desarrollo de una de mis batallas espirituales y personales en la que aparentemente he perdido.

El punto al que he llegado me permite observar como sucede todo por sí mismo en cuanto a mis reacciones, conducta y decisiones que tomo o dejo de tomar. En algunos momentos se hace tan evidente para mí que me parece estar observando un complejo mecanismo que en otro tiempo pensaba que yo estaba manejando cuando en realidad es totalmente autónomo. Creo que si por algún motivo yo perdiera la conciencia de mí mismo, de quien creo ser yo en este momento, mi cuerpo-mente seguiría actuando por su cuenta.
Estoy atravesando por una etapa de sufrimiento porque no tengo un horizonte hacia dónde dirigirme, porque ya nada parece satisfacerme, porque ya nada parece ilusionarme. Lo cierto que es que deseo morir, pero no por desesperación sino por hastío y aburrimiento.
Este estado me causa una sensación de insatisfacción profunda que me produce dolor físico. Aunque no deseo padecerlo he perdido el interés por aliviarlo con ansiolíticos ya que lo único que obtengo con ellos es un consuelo temporal. El dolor ha ido en aumento a medida que ha transcurrido el tiempo y cada vez he necesitado tomar más para calmar mi desasosiego. Al darme cuenta de que al dolor que me causa la vida le estaba añadiendo el que provoca una dependencia o una adicción, he cortado por lo sano. Por otra parte el pánico a las punzadas de angustia que sentía ha cedido y las he soportado sabiendo que eran de origen emocional y que no me estaba pasando nada físico que estuviera poniendo en riesgo la vida de mi cuerpo.
Mi cuerpo se revela y me castiga porque no tengo deseos hacia los que pueda dirigirse, porque todo lo que estaba en mi punto de mira de algún modo lo he alcanzado y porque existen objetivos imposibles de alcanzar con los recursos que dispongo.
He sanado mis heridas del pasado. Era el deseo de superarlas lo que me mantenía con la ilusión de cuando lo hiciera todo cambiaría. No puedo decir que no hayan cambiado cosas, pero ahora, no sé qué hacer con mi vida. Ha cambiado el hecho de no tener rencor, de no sentir rabia y frustración por haber tenido un pasado, tal como fue. ¿Y ahora qué?
En cierto modo pensaba que por arte de magia mi vida cambiaría, pero sigue igual; más o menos con la misma gente, con los mismos recursos, con más edad y con menos ilusiones. He sanado mi pasado, pero mi presente se descompone y mi futuro es una nebulosa estéril.
En este momento el origen de mi sufrimiento se debe a que no tengo deseos, lo que me obliga a plantearme la teoría de que la causa de todo sufrimiento sea el deseo, como decía Buda.
Me pregunto si todos los caminos espirituales no serán una gran farsa con la que distraernos de la gran vacuidad que es nuestra existencia. Por otra parte este dolor que siento me recuerda a la alegoría de la crucifixión y la promesa de que tras la “muerte” existe una transformación que resulta imposible de explicar y de presentir.
Si me mantengo fiel a mis teorías me diré a mí mismo que esta fase forma parte de proceso de crecimiento personal, que “mi cabeza” está tratando de hacer encajar las piezas que forma el puzle de mi vida y que cuando lo consiga aparecerá por sí misma la solución, el camino, el sentido de esta nueva fase de mi existencia.
Creo que he llegado a este momento como consecuencia de las pequeñas decepciones que como una gota tras otra ha ido colmando el vaso de la frustración. La gota más grande está relacionada con la ausencia de placer al practicar el sexo. Tengo más oportunidades que en mis años de juventud y este se me presenta como un foco de displacer. Mi mente me pide disfrutar de ese tipo de placeres y emociones mientras que mi cuerpo le sigue cansado, sin experimentar ninguna exaltación.
No obstante no parece que sea esa mi mayor fuente de sufrimiento sino el hecho de que no pueda conectar con otro ser humano anímicamente, emocionalmente a través del sentimiento de la amistad o del amor.No será porque no conozca a gente.
Mi mente busca y busca, no parece darse por vencida mientras las evidencias la desalientan. Sin embargo, de una manera totalmente irracional continúa en la misma dinámica, hecho que alimenta mi dolor.
No puedo cambiar mi naturaliza gregaria, mis impulsos primarios a ese respecto. Sé que es improbable que pueda satisfacerlos y también que pueda hacerlos desparecer. Actúan por si solos, por sí mismos, sin importarles las circunstancias, las oportunidades, las probabilidades y la posibilidad.
Luego está mi edad. Soy mucho más libre anímicamente, pero más viejo físicamente, menos atractivo para los demás.
El motor de mi vida era tratar de hacer algo bien para ser digno del amor de los demás, disfrutar de su compañía y del sexo. Ahora triunfar o no, se encuentra en la misma línea del horizonte; ni me seduce ni me conduce hacia ningún lugar.
¿Estoy triste porque probablemente no lograré disfrutar de la compañía del "amor"? Es posible, aunque también hay una especie de liberación en ello, ya que mi mente, me exigía ciertas condiciones imposibles de cumplir sino era engañando. No me considera lo suficiente digno como para ser amado por mí mismo y me obligaba a mentir a quienes se acercaban hasta mí. Mal que me pese, mi mente es una mente clasista que se encierra a sí misma en la prisión de sus propios prejuicios y con ello encarcela a mi espíritu que es lo mismo que decir que me encarcela a mí, al que escribe en este momento.
La pulsión de la búsqueda del amor es terriblemente tenaz. Me estoy planteando el hecho de renunciar a ella seriamente y mi mente me dice que tal vez al hacerlo lo encuentre. Está claro que no se resigna y con ello perpetúa mi sufrimiento.
Vivo en un bucle de necesidades totalmente autónomas, vivo en un bucle de “programas” que me mantiene en movimiento. Si no es porque ponen ante mí la zanahoria de algún tipo de placer, me golpean sin misericordia con algún tipo de dolor.
¿Quién soy realmente yo? ¿Qué sentido tiene experimentar este “circuito” que es la vida?
Hay un momento en el que todo es repetición de todo. Es razonable desear que pare o que cambie. ¿Pero cómo hacer que ocurra eso? Yo ya no puedo hacer más.
En realidad aunque no me importaría morirme en este mismo instante, me gustaría disfrutar de lo que me queda de vida. Sobre todo conectar con alguien a un nivel profundo. Literalmente me duele el corazón en este instante. Mi pobre corazón protesta por falta de alimento. Ha estado gritando toda su vida en un gran desierto y se empeña en no aceptar la inutilidad de su llanto.
Yo ya no puedo hacer más. Sólo me queda la rendición. Rendición que supone estar dispuesto a experimentar más de lo mismo.A inclinarme ante al imposibilidad de rendirme realmente. Rendición que me gustaría que no fuera un acto inútil y que tuviera consecuencias que superasen tanto mis expectativas como mi conocimiento.
Por el momento, después de una vida dedicado a recorrer el camino espiritual, después de una vida dedicada a encontrar el sentido de mi vida, constato que por muchas cimas que alcance, por muchos procesos "alquímicos" que comprenda, no voy a deshacerme nunca de mi naturaleza humana, de mi personalidad, si no es cuando muera. En consecuencia, el dolor va a ser una constante en mi vida; va a estar presente lo quiera o no. Creo que entender la naturaleza humana desde el espíritu, no te libra de sus limitaciones, ni te abstrae de sus necesidades. Se hace un flaco favor al buscador cuando se le dice que existe una "fórmula magistral" a través de la cuál se acabará todo su sufrimiento. El hecho de vivir duele, dice Viktor Frankl, crecer espiritualmente duele aún más. Desconozco cuál es el final, hacia dónde me conduce mi propio camino. Creo que hay mucha gente sincera transitándolo; y porque me considero sincero se me plantean serias dudas sobre cuál será el desenlace del recorrido y si realmente ese recorrido tiene una verdadera conclusión. Como decía Lao Tse, lo único que debe importarle al buscador es su propia sinceridad.Creo que por esa razón he escrito estas lineas.


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