Confianza en uno mismo

Confianza en uno mismo



“Pero el hombre está, como si dijéramos, atrapado en la cárcel de su conciencia. Tan pronto como se expone a la luz pública hablando o actuando con brillantez, se convierte en una persona comprometida, observada con simpatía u odio por cientos de personas cuyos afectos ha de tener en cuenta. No hay ningún Leteo para esto.

 ¡Ay, si pudiera recuperar de nuevo su neutralidad! Así, será siempre formidable aquel que logre eludir todas las obligaciones y, tras haber observado, vuelva a observar con la misma inocencia natural, equilibrada, audaz e insobornable. Expresará sus opiniones sobre todo lo que acontezca a su alrededor, opiniones que no siendo de índole privada sino fruto de la necesidad, penetrarán como dardos en los oídos de los hombres, y les infundirán un respeto reverencial.

Estas son las voces que oímos en soledad, pero que se atenúan y disipan a medida que nos integramos en el mundo. No existe sociedad que no conspire contra la condición humana de cada uno de sus miembros. La sociedad es una empresa de capitales cuyos integrantes, con el fin de asegurarse mejor el pan de cada accionista, deciden de común acuerdo renunciar a la libertad y la cultura de quien soporta sus gastos. La virtud más exigida es la aquiescencia. La confianza en uno mismo es aborrecida. No gusta de la realidad ni de los creadores, sino de nombres y costumbres.”

Ralph Waldo Emerson

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