El mapa del camino espiritual

El mapa del camino espiritual


La luz de la conciencia

En muchas ocasiones me he preguntado si existiría alguna especie de mapa del camino espiritual, o conjunto de pasos o estaciones, que una vez se haya llegado hasta ellas y finalmente haberlas recorrido todas, te encuentres con la Estación Termini, o lugar al que en cada cultura le llaman de un modo: paraíso, nirvana, Tao, iluminación, etc.

En primer lugar, hay que advertir que ya no solo cada cultura sino cada persona tiene su propio concepto de lo que es la espiritualidad, de lo que es el espíritu o la conciencia, de lo que es el alma o el ego. Por ese motivo es necesario clarificar estos términos con el fin de que la idea, que cada autor que escriba sobre el tema, pueda llegar con claridad a quienes se interesan por sus opiniones.

Con el crecimiento personal suele ocurrir lo mismo, aunque con este concepto simplemente tenemos que ser conscientes de que, aunque un camino repercute en el otro, tienen recorridos diferentes.

La primera estación del mapa del camino espiritual debe ser esa: la de comprender a que nos estamos refiriendo cuando hablamos del espíritu. Una vez en esa estación encontraremos un número considerablemente grande de “ventanillas”.

 Todas recorren el camino, pero no existe ninguna indicación sobre a qué lugar conducen ni con qué tren debemos enlazar. Por lo que tendremos que empezar a tomar decisiones que no tienen nada que ver con la razón. O con lo que vemos. Ya que en esas ventanillas no hay letreros que leer. O con nuestros oídos, pues no hay altavoces indicando la salida o el destino de los trenes.


Por otra parte, la decisión de emprender ese camino por lo general no es una decisión voluntaria.

Se suele sacar billete para el camino en el momento en el que la propia “vida” enfrenta a la persona con algún tipo de crisis particular que pone en tela de juicio los valores o simplemente las reglas o las creencias por las que regía sus actos.

 Es como si de pronto, al confrontar sus creencias con los sucesos que inesperadamente le han acontecido, le hiciera replantearse su verdadero valor, su consistencia; y valorar si es necesario revisar sus principios personales y el modo de conducirse en el día a día.
 En este punto, en el momento de arrancar el tren, su estabilidad personal se tambalea. Por eso hablamos de crisis o momento inicial de confusión. Uno se sube al tren sin tan siquiera saber dónde quiere dirigirse. Por ese motivo no hay nombre en las taquillas de la Estación Central ni folletos que indiquen el mapa con el recorrido de los trenes.

Cada uno llega a su primera y particular estación de destino, y caen algunos velos que le impedían ver que había modos distintos de conducirse en la vida que los que asumía como propios, y si además ha decidido que debe continuar con el viaje, se encontrará que allí hay un poco más de luz y pueden verse los letreros en algunas ventanillas e incluso algunos esquemas y descripciones de los lugares a los que puede dirigirse.
 Al fin podrá ver que allí hay un esbozo del mapa del camino. De lo que más tarde se dará cuenta es de que cada uno trazará la ruta que más le convenza y que, aunque los trenes suelen transportar a muchos pasajeros, será raro que se encuentre con alguien en su vagón o compartimento, o incluso en la parada de alguna estación.

También puede quedarse en el primer tren y volver a la estación de inicio.

 Esto suelen hacerlo los que se quedan dormidos, narcotizados por las convenciones de la sociedad, o los que no quieren salir del camino por donde transita el gentío o por donde caminan “los suyos”.
 Decidir seguir el mapa del camino espiritual, frecuentemente te aparta de la comodidad del mundo cotidiano —en el que todo ocupa su lugar en la cuadrícula— y, aunque no necesariamente, de la aceptación o la comprensión por parte de las personas de tu entorno.

Seguir el camino supone una dura batalla que quien le emprende está obligado a ganar de modo imperativo, pues de otro modo no habrá recompensa.

Mi propósito es escribir una serie de entradas sobre ese mapa en mi blog.

En primer lugar, definir los conceptos básicos que utilizaré para hablar del camino, es decir, hablaré sobre lo que es el espíritu, la conciencia, el alma, la vida u otros términos que vayan apareciendo y que necesitemos utilizar para caminar.


Fin.

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